14 días con la gente de Kangemi:
Por Silvia y Jan
Es difícil imaginar un
mejor recibimiento que el que hemos tenido en Kangemi. Aunque nuestro equipaje llegó
con 2 días de retraso, la gente de Upendo – y especialmente el padre Angelo –
han hecho todo lo posible para que nos sintamos como en casa.
Pese a todo, ¡la
realidad es que Kangemi es un mundo muy diferente!
Somos una pareja
Europea (yo, Jan, de Bélgica y mi mujer, Silvia de España) que hasta ahora solo
había estado en África de vacaciones. Después de más de 10 años de trabajos
para varias organizaciones comerciales en Europa, sentimos que era el buen
momento para utilizar nuestra energía para colaborar en un proyecto como este,
que conocemos a través de uno de sus donantes más importantes, la Fundación Entreculturas.
Solo han pasado 14 días
de este medio año que vamos a vivir aquí, pero dos cosas ya han dejado su impresión
en estos primeros días:
Primero, la pobreza.
Ninguna de las casas en la barriada tiene agua corriente, algunas ni tienen
electricidad, la gente vive hacinada, a veces con 6 personas en muy pocos metros
cuadrados, las calles no tienen asfalto y no hay sistema de saneamiento,
solamente unos precarios baños comunitarios.
De visita con la
trabajadora social, nos damos cuenta de la situación precaria de la gente. La mayoría
de la gente no tiene trabajo y los más afortunados lo tienen de forma irregular.
Muchas mujeres viven solas con sus hijos porque el padre murió o ha dejado la
familia atrás. Pese a esta situación, los propietarios de las casas son muy
exigentes y obligan a los inquilinos a comprar agua en su fuente o bloquean la
entrada de la casa si el alquiler llega algunos días más tarde. Y aún no hemos
escrito sobre los problemas de alcoholismo, HIV y violencia de género.... una situación
muy compleja a la que muchas de estas familias tienen que hacer frente en su día
a día.
En segundo lugar, también
la fuerza y el impacto del proyecto Upendo han dejado ya una fuerte impresión
en nosotros. Entre toda la miseria y la pobreza, Upendo ofrece a los niños verdaderas
“islas de felicidad”, dándoles un lugar donde se sienten protegidos y pueden
ser niños y niñas otra vez. Tanto en preescolar como en primaria y secundaria
Upendo ofrece un lugar donde reciben estructura y aprendizajes, donde pueden
desayunar, comer y jugar sin preocupaciones.
Upendo es mucho más
que un proyecto escolar. Upendo marca la vida de estos niños y niñas y les
ofrece una oportunidad de una vida mejor.
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